En las alturas trato de encontrarte pero tus ojos azules se pierden entre las nubes mientras tu voz retumba a lo lejos en el viento, ¿Dónde estás?

“Cuando nos volvamos a encontrar” decías, tenías tantos planes que yo no conocí, tantas cosas atoradas en la voz  que nunca me dijiste. Algo mencionaste de un llanto que se acabaría al abrazarme, en ese momento no lo entendía. Hoy escucho esa canción, veo tus fotos y siento escalofríos, ¿realmente no vas a volver?

Aunque nunca te sentí tan cerca como el día de nuestra despedida, en mi inocencia esperaba que algún día te acercaras de verdad, que me conocieras. No te reprocho, ya no, ahora entiendo que en tu vida no había vida, que los chistes solo eran una forma extraña de llorar, de decirle al mundo que nada te inspiraba y que no sabías el porqué. Tal vez por eso me aferro tanto a las letras, aprendí tu lección, y las hice mi hogar… con ellas te hablo aunque no me leas, sano.

A un año de tu muerte, extraño tu vida.

 

Laura Barrera Iglio