Iría contigo hasta el fin del mundo, sin tantos peros ni terceros.
Con las ganas acumuladas.
Iría contigo hasta el fin del mundo y me quedaría allí, sin esperar que te quedes conmigo pero deseándolo en silencio. Y si me dejas, me habrá quedado todo el recorrido a tu lado.
Me quedó aquí, en el fin del mundo, viviendo de recuerdos, sintiéndote en el viento, amándote en cada atardecer. Me quedó aquí donde termina la tierra y empieza el mar, no pienso moverme. Algo me dice que luego de que recorras el mundo volverás, volverás porque este es el final y yo soy tu nuevo comienzo.
Y si les parece que estoy loca, seré otra loca que espera al amor. Paciente y entregada aunque sea en un muelle diferente al muelle de San Blas.
—-.
No sé si fue el precipicio, el paisaje o la idea de que en la época medieval se creía que ese era el fin del mundo, sea la razón que sea, me sentí en el fin de un mundo, haber estado con ese viento incesante, admirando la inmensidad del mar, la fuerza con la que el agua golpeaba las rocas, imaginando las millones de personas que habían estado allí con tantas historias antes que yo me hizo sentir taquicardia, el desespero de saber que dejaba una parte de mí en ese faro, como tantas otras personas dejaron allí sueños y decepciones. Yo estaba dejando una promesa.
La ansiedad de sentir esas ganas de volver, esas ganas conocidas de siempre querer volver cuando la verdad es que fue un final definitivo. Y tuve que reflexionar, que me cuesta llegar al final, que siempre cedo, me acoplo, lo alargo, busco la manera de complacer a la otra persona aunque me cuesten mis deseos. Sin duda es el fin de mi viejo mundo, de mis viejos hábitos.
Confieso que me fui de Cabo da Roca cargando con una maleta de lamentos y arrepentimientos, pero me fui, significa que lo estoy haciendo diferente. Hoy, que ya estoy lejos, que saboreo el recuerdo puedo decir que la maleta ya no pesa tanto seguro que un día de estos la suelto por completo… o la lleno de cosas nuevas pero cosas buenas, que inspiren inicios sin miedo a equivocaciones.
Iría contigo al fin del mundo, y me quedaría para siempre sin despedidas, ni pasado. Solos tu y yo al borde del acantilado, listos para saltar.
Laura Barrera Iglio