Te llamaría para contarte mis logros y derrotas, los paisajes, los libros y mis textos favoritos, te contaría tantas cosas sin cansarme, quisiera sentirte cerca, saber de ti, comprobar que no has cambiado y volverme a enamorar. Te llamaría con cualquier excusa pero nunca para aceptar que, aunque debiste luchar más, no debí dejarte. A veces pongo el teléfono en mi oreja, siento la respiración acelerada y cierro los ojos sintiendo que suena. Imagino que contestas. No te llamo a ti.
Ensayo diálogos en mi mente y río por los chistes que me dirías, conozco más tus palabras que las mías. Me contengo, porque recuerdo levemente todo el daño que me hiciste.
Por mi parte, hice mi vida, cumplí muchos de mis sueños y con seguridad puedo decir que soy feliz aunque te extrañe cada noche. Por tu lado, no sé mucho, te ves tranquilo y misterioso, un tanto solitario diría yo. Cómo me vería de bien a tu lado.
Aunque quisiera llamarte no lo haría, no puedo ser tan egoísta y de nuevo arrebatarte la sonrisa. Tú, estas ahí, en tu vida tan ajena a la mía, intentando superar lo nuestro, la historia más bonita de mi vida. Yo, estoy aquí, viendo tus fotografías, escribiéndote cartas de amor en papel y luchando con mis ganas para no correr a buscarte.
-Tanto te he amado que hoy te quiero feliz, aunque sea sin mí.-
Luego de tantas lágrimas, mi amor ha madurado, tu omnipresencia me enseñó que amar a alguien no es sinónimo de estar juntos, y sobre todo me enseñó, tarde, a aceptar cada parte de ti, incluso ese miedo al compromiso. Hoy te veo con otros ojos, más calmados y pacíficos, más profundos y felices, más tuyos que míos. Pero te dejo libre, para que vueles como soñaste, para que sientas a tu manera, para que pienses en mí con anhelo y para que sepas que nadie podrá amarte como yo, sin ataduras.
Y la verdad es que llamarte me da miedo, mucho miedo, más por mí que por ti. No me da miedo escucharte, al contrario, me da miedo que esta vez ya no quieras responder.
Laura Barrera Iglio
Ilustración: Oriana Velez