Nada se olvida, todo se ancla

Hablemos de recuerdos, de momentos, de esas cosas que nos van marcando y de lo que vamos sintiendo en el camino. Cuando intentamos recordar un hecho y no lo logramos en absoluto o al menos con claridad, nos frustramos, nos enfurecemos luego de la nada recordamos todo eso que no pudimos en el pasado ¡y alegría!, o en caso contrario aparece algún estimulo y nos recuerda algo que hubiésemos preferido no recordar jamás, ¿qué pasó? Nuestro cerebro tiene conexiones ligadas a cada situación que vivimos pero hacen falta detonadores para que esas conexiones se activen y nos lleven justo a donde queríamos, a estos detonadores la programación neurolingüística (PNL) les llama: anclas.

No recordamos por arte de magia siempre llega un ancla que consciente o inconscientemente nos lleva al lugar.

Podemos crear anclas conscientes que nos sirvan para recordar momentos determinados, la mente no tiene limitaciones y para recordar solo debes llevar a tu cerebro a recorrer el camino que le trazaste, dale un estimulo y él trabajará solo. Para que lo entiendas mejor: seguramente te ha pasado que escuchas una canción y recuerdas a una persona o un momento, en este caso tu ancla es esa canción.

Entonces la ambivalencia tiene protagonismo absoluto en nuestra memoria, generalmente recordamos cosas que nos han hecho muy felices o muy desdichados pero hay otra parte, una oculta y preocupante: los recuerdos reprimidos, donde se forman traumas, fobias, sentimientos de culpa y tantas cosas, todo esto sucede por no saber manejar la ambivalencia, nos dejamos llevar por los sentimientos y los encerramos si son ‘malos’, luego nuestra mente no entiende lo que pasa y se crean infinidad de conflictos, entramos en un “sí y no” infinito (profundizaremos luego).

-La ambivalencia sirve como timón de las anclas que decidimos tener-

Si miras hacia atrás te encontraras con toda clase te recuerdos, esas lagrimas en la madrugada, esos abrazos que parecían infinitos, las palabras, su sonrisa, personas que ya no están y hasta los regaños de tus padres para que no corrieras por la casa, lograrás recordar algunas cosas, otras estarán más profundas pero depende de ti, cada momento de tu vida se graba, a mí me gusta pensar que tenemos diferentes carpetas donde clasificamos los momentos y los archivamos. Algo que voy a asegurarte: jamás podremos controlar los sentimientos pero sí elegir flotar sobre ellos y racionalizarlos para tomar las mejores decisiones.

Laura Barrera Iglio

 

 

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