He vuelto y está como si nada, como si el tiempo o las historias no hubieran sucedido. Y me esperaba, jurando que también yo estaría igual…

 

En la playa, hipnotizada con el mar llegas, llegas a mi mente como si quisieras que escribiera nuestra historia.
Veo nuestras fotos y no siento nada, ¿cómo es posible? Nos veo lejanos y felices, pero ya no lloro ni me estremezco, supongo que el tiempo ha jugado su papel. Entre las fotos veo una particularmente especial, me llevabas de la mano en la playa, otra playa, y voy recordando poco a poco ese momento, como si fuera la espectadora de una película de amor veo a aquellos niños, sonrientes e ilusionados, veo sus besos, sus momentos íntimos, los escucho jurarse amor eterno sentados en la arena. Qué claro creíamos tener el futuro.

 

Pero si ya estoy en el futuro, ¿dónde estás? Me estoy esforzando por sentir, no te siento.

 

Tuve que dejarte y nunca pude explicarte el porqué, tal vez porque en ese momento no lo sabía. Algo había cambiado dentro de mí, tan cerca de la muerte volví a la vida con ganas de volar. Tú seguías igual. Supongo que el amor dejó de parecerme suficiente.

 

Tuve que dejarte y seguía enamorada, lo juro que sí, pero mi impaciencia se sentía asfixiada en cada abrazo.

 

Tenía que dejarte por completo aunque eso significó romperte el corazón, en ese punto sentía que eras tú o yo, pero de nuevo no supe explicarte y preferiste creer que me veía con alguien más cuando lo único que veía eran nuestras fotos llenas de lágrimas porque yo no podía amarte de vuelta, no como merecías.

 

Volver a ti una vez más, en honor a nuestra historia fue precisamente lo que la destrozó porque al volver supe que a dónde fui feliz no tiene ningún sentido regresar, soy otra… todo ha cambiado dentro de mí. Y cuando cambias, volver a los lugares es verlos por primera vez.

 

Laura Barrera Iglio.