Es que pasan días, meses y hasta años donde no cerramos los ojos más que por reflejo o para dormir, es muy difícil cerrar los ojos para hablarnos internamente; el trabajo, los estudios, los hijos, lo que sea es una buena excusa para no encerrarnos en nosotros mismos.
Tal vez dediques tiempo para cuidarte o practicar tus pasatiempos favoritos pero, ¿alguna de esas cosas responde tus preguntas?
No quiero hablar de felicidad porque en mi opinión es algo de momentos, lo que todos realmente anhelamos es tranquilidad, poder sentarte de vez en cuando a disfrutar los errores, la nostalgia y las cosas buenas que vas consiguiendo en el camino. No confundas la tranquilidad con ese estado “lelo” de ver la tele por horas, reírte o entretenerte con un libro; y lo sé, no es fácil concentrarte pero intenta desmenuzar tus pensamientos y analizar tus miedos, entonces te pregunto: si murieras mañana ¿estarías conforme con la vida que dejas?
La última conversación que tuvieron, el próximo paso, los sueños que cumpliste y los que no, todas las cosas que no comiste por cuidar la figura, las veces que no te atreviste, el orgullo que te alejo de esa persona, las ganas de volver a abrazarlo(a), los lugares que no conociste, las vidas que alegraste y las peleas que no perdonaste; todas estas interrogantes están justo al cerrar los ojos. Ningún “guía espiritual”, horóscopo o religión va a darte la certeza que buscas. Solo tú.
-Es trillado pero es así, todas las respuestas las tienes tú-
Muchas veces leí “la fuerza está dentro de ti” pero me frustraba porque nadie te dice como encontrarla, es tan fácil hablar sin siquiera tener experiencia. Y peor aún: intentar encontrar tus propias respuestas en las palabras de otra persona. Yo te digo que no hay una fórmula mágica, ni una voz interna que sea directa, se trata de dedicarte tiempo y de respirar sintiendo cada parte de tu cuerpo, luego dentro de ese huracán de pensamientos que no para, podrás escuchar el susurro de palabras para armar el rompecabezas, no creas que tienes a alguien dentro que te dicta los pasos a seguir. Se trata de intentarlo hasta el cansancio, ante ti misma no puedes rendirte.
Entonces cuando al fin te decides a cerrar los ojos ¿Qué ves? Tal vez una infinidad de recuerdos que te derrumban, o ves lo fuerte que has sido a lo largo de los años, ves lo que no hiciste, o ves que fue mejor abstenerse y caminar por otro camino. Puedes ver una sola cosa o verlas todas pero depende del tiempo que te dediques, si ves cosas que no te gustan puedes sanar esas heridas y si ves todo lo bueno puedes recargarte de energía. La ambivalencia va hacia una situación, la ambivalencia está dentro de cada uno.
Laura Barrera Iglio