Existen historias de amor que tienen mal comienzo, quizás como un juego, en lugares extraños, con un tercero de por medio o sin llamada del día siguiente, la verdad es que en cualquiera de estos casos los primeros encuentros son emocionantes y arriesgados, pura risa; un poco más tarde nos encontramos en una encrucijada ¿quiero conocer a fondo a esta persona? ¿y si me enamoro? ¿perder mi libertad? O ¿lo dejamos hasta aquí? El problema es que son dos quienes deciden.
Para quienes lo quieren intentar “ sin compromisos”, queridas(os) ya están dentro de un compromiso, aquí vienen los días donde se desaparece, las veces que no te invita pero igual se va de fiesta, las llamadas inesperada y emocionantes, las promesas. Los días pasan, cada vez la atracción es mayor y te molesta, lo mejor es que crees que lo tienes todo bajo control hasta que comienzas a extrañar, le das los buenos días y es una bomba de tiempo para que reconozcas que te enamoraste.
Pueden pasar años de una especie de relación inconstante y por supuesto llena de amor-odio, tú te haces historias en la mente, enfrentas lo peor de ti, le justificas todo, le sigues creyendo las promesas sin importar cuantas incumplidas y un buen día te cansas, solo hay dos opciones posibles: vivieron felices para siempre o, tiene demasiado miedo de volverse a enamorar y te aleja.
Aquí se vuelve más tóxico aún: puede comenzar el juego de irse y volver millones de veces, hasta que como por arte de magia te comienza a valorar pero tarde, ahí muy cerca del final donde quisieras recomenzar, retroceder el tiempo y borrar tantos errores que no se arreglan pidiendo perdón pero… siempre hay un pero, ahora es el turno de la ambivalencia, lo(a) odias, lo(a) amas, recuerdas demasiados detalles, momentos donde te sentías absolutamente feliz o extremadamente triste, te duele, lo(a) extrañas, lo(a) prefieres lejos.
No hay mal que dure demasiado, te haces fuerte y decides alejarte, te resignas, curas tus heridas ¡entonces vuelve a aparecer! ¿y ahora qué? Aquí hay quienes dejan todo atrás, perdonan y recomienzan, hay quienes rehicieron su vida y no volverán, quienes prefieren la soledad, a fin de cuentas cualquier decisión será difícil y cualquiera será correcta si te da más momentos felices que desdichados. Y seamos sinceros ¿quién no pasó alguna vez por una relación así?
-Nada es un error si sientes intensamente-
Pero si hubiéramos comenzado desde el final tal vez estarías conmigo pero tal vez no te querría tanto, tal vez no temblaría cuando escucho tu nombre y esta historia no sería tan infinita.
Laura Barrera Iglio
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