El cambio

El cambio es lo único constante, y pareciera que tuviéramos muy clara –teóricamente– esta premisa pero continuamente nos chocamos con una pared de expectativas y prejuicios cuando intentamos internalizar dichos cambios.

 

Somos rígidos en la práctica a pesar de que nuestra mente no pare de moverse y de saltar de un lado a otro, generalmente, nos cuesta muchísimo aceptar y atravesar los cambios, incluso nos cuesta dar pasos hacia los cambios que decimos que queremos… porque ¡Hola resistencia! Resulta más sencillo quedarnos en la vieja forma conocida de hacer y sentir que lanzarnos al vértigo de la novedad. El cambio, siempre viene acompañado de resistencia y esto último tendemos a pasarlo por alto.

 

También somos influenciables, comparamos nuestra vida, nuestros cambios, nuestros logros o desaciertos con la realidad que creemos que viven los demás, o con sus opiniones y llegamos a desear cambios solo al ver que otros cambian, sin detenernos a medir o pensar la magnitud y el trasfondo de esos cambios que comenzamos a querer.

 

¿Por qué quieres lo que quieres? ¿Qué te mueve hacia esa dirección? ¿Y qué te retiene en la vieja narrativa? ¿Estás esperando que el otro cambie o realmente te atreves a cambiar tú? Son preguntas esenciales que simplemente no nos hacemos, por la razón que sea pero que son las principales protagonistas en nuestro proceso de cambio, sin sus respuestas, avanzar nos puede costar el doble porque conocernos internamente y conocer la raíz de nuestros deseos, nos va a llenar de determinación y constancia, nos va a ayuda a seguir cuando las fuerzas se agoten y nos va a lleva a vencer las resistencias.

 

El cambio y su resistencia, es un ebook donde exploramos a fondo todo esto con reflexiones, preguntas y ejercicios. Principalmente buscando entender, entendernos, para luego decidir si damos paso a la acción o no.

Espero que lo descubran y decidan admirar conmigo las raíces de la flor y no solo sus pétalos porque básicamente sin raíces no hay pétalos y esa es una verdad de la que no podemos seguir huyendo.

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Noches oscuras

Noches oscuras y una cuerda por donde camino sin saber a dónde va, avanzo sin mucho equilibrio ni seguridad. Intento no caer pero resbalo, me paralizo, en esta parte del camino no sé si rendirme o continuar.

El miedo se apodera de todo el escenario, no sé cuánto falta para llegar y mis pies están cansados de andar, ¿vas a estar tú al final?
Ahora resulta que me vendan los ojos, más oscuridad. He hecho tantas cosas mal que no puedo mirar atrás, pague las facturas y comprendí que nada pasa porque sí. Contigo entendí que lo planeado nunca sale igual, que besos en el baño pueden ser tanto pesadilla como realidad, solo quiero encontrarte ahí, en el sueño de siempre, del que no quiero salir.

Una voz que no escucho me calma, me dice que camine y no trate de adivinar, pero ¿confiar en quién? Sé que saldría adelante sin ti. Pero no quiero.

Días interminables mientras me muerdo la lengua para no dañar lo poco (que es mucho) que conseguimos lograr. Quiero escuchar una conclusión trascendental, el problema es no saber esperar.
Noches oscuras y una cuerda por donde camino sin saber a dónde va, avanzo sin mucho equilibrio ni seguridad. Intento no caer pero resbalo, me paralizo, en esta parte del camino no sé si rendirme o continuar.
El miedo se apodera de todo el escenario, no sé cuánto falta para llegar y mis pies están cansados de andar, ¿vas a estar tú al final?
Ahora resulta que me vendan los ojos, más oscuridad. He hecho tantas cosas mal que no puedo mirar atrás, pague las facturas y comprendí que nada pasa porque sí. Contigo entendí que lo planeado nunca sale igual, que besos en el baño pueden ser tanto pesadilla como realidad, solo quiero encontrarte ahí, en el sueño de siempre, del que no quiero salir.
Una voz que no escucho me calma, me dice que camine y no trate de adivinar, pero ¿confiar en quién? Sé que saldría adelante sin ti. Pero no quiero.
Días interminables mientras me muerdo la lengua para no dañar lo poco (que es mucho) que conseguimos lograr. Quiero escuchar una conclusión trascendental, el problema es no saber esperar.
Esta vez no sé cómo actuar, supongo que seguir caminando hasta salir de la oscuridad.

Laura Barrera Iglio

El primer día de mi vida sin ti

El primer día de mi vida sin ti, no sabía cómo sentirme, qué pensar o cuándo iba dejar de caminar de un lado a otro. Todo era incertidumbre.

Bastó con que te fueras, para darme cuenta de que me había acostumbrado a ti y a tu nube negra, me había acurrucado con el malestar… y lo estaba disfrutando. Apenas te fuiste, te extrañé porque el amor propio es un ingrato, que se acostumbra a lo que sea, sin importar el daño que nos pueda hacer.
Tengo que reconocer, que aunque yo fui quien decidió echarte de mi vida, muchas veces he querido ir a buscarte porque eras el único lugar donde me sentía comprendida. El entendimiento era lo único que me llenaba. Todo lo demás fallaba.

Ha pasado tiempo, y todavía tengo momentos de crisis en lo que quiero volver a ti, querida frustración. Porque todo era más fácil cuando nos quejábamos juntas y pataleábamos las injusticias. Pero, ha sido una relación agotadora por eso no vuelvo.
Me refugié en una amiga, cuando no podía más, porque sí, pasa que se nos acaban las fuerzas y las ganas de seguir luchando. Es allí, donde las verdaderas amistades, pelean por nosotras.

«Vuelve a ser tú», me dijo el espejo. Y mi cuerpo se estremeció.

Volver a ser yo, sonaba como un imposible, principalmente porque de tanto perderme, ya no sabía quién era. ¿Y si yo no lo sabía, quién más podía saberlo?

Así que decidí que iba a soltarte por completo para enfocarme en mí, allí me encontré. Pequeña, asustada y rota pero me encontré. O mejor dicho, me vi.

Y empezó, mi nueva vida sin ti.

Laura Barrera Iglio