Huyendo

Fue como cualquier otro miércoles, luego de una pelea como cualquier otra, cuando de repente todo cambió. El ritmo cardíaco se aceleró, mareos, falta de aire con unos nervios incontrolables, 20 minutos después todo se calmó. Se repitieron estos episodios de cuando en cuando pero ella prefería no contar lo que le pasaba ‘todo estaba bajo control’.

Huye de sus padres y sus problemas, huye de su niñez y su adultez, huye de personas tóxicas… Ella cree que huye.

Tal vez si intentaba pensar en otra cosa los episodios no volverían, al fin y al cabo era esporádicos: por meses vivió sola la tormenta. El miedo intenso con la presión en el pecho intentando no perder el control la desgastaba cada vez más. La meditación, la lectura y el yoga no estaban surtiendo efecto: era hora de hablar.

Mientras más huía más cerca estaba: ¿Ataques de pánico? Sonaba demasiado trágico, y esperó; sin saber ya que hacer fue al psiquiatra y al psicólogo le diagnosticaron un trastorno de ansiedad generalizado con depresión, pero ella en el fondo ya lo sabía, que todo lo que se guardó estaba pasando factura.

En su cuarto y en silencio con algunos caramelos para mantenerse estable cuando iba pasando el efecto de las medicinas que recetó el doctor, salir muy poco y con temor de un nuevo ataque, dando pasos de bebé con su termo de agua a la mano, haciendo de todo para intentar salir por completo, va dejando gente atrás, cada día era una eternidad.

La dosis recetada por el doctor poco a poco deja de ser necesaria, a punto de salir del hoyo negro se siente más feliz que nunca. La voluntad de escuchar su cuerpo, la dedicación por mejorar cada día y el estudio permanente para entender lo que sucedía ha conseguido que todos los episodios no sean un mal recuerdo si no un gran aprendizaje.

¿De quién huyes si no es de ti mismo? Evadir solo te acerca. Intentar alejarte de personas o lugares es una forma de condena porque no se puede y te tortura, huyes de ti. Huir tiene sus consecuencias: taquicardias y desvanecimientos como por arte de magia, la confusión de no saber lo que pasa, la ansiedad de no saber cuándo se acercara el pánico para apoderarse de tu mente y la impotencia de no poder hacer nada al respecto. El cuerpo va hablando y es difícil escucharlo, es que tiene más sentido lo que dicen los demás.

“Solo alguien que haya pasado por ansiedad o depresión puede entenderme; no me siento capaz todavía pero no me rindo”.

Se fue de su ciudad, una última huida pensarán muchos pero esta vez es un escondite donde se quedará hasta estar completamente lista para salir a brillar, la distancia física quizás ayude a cortar de raíz todo aquello que tanto le ha dolido. Ahora que la tormenta va cesando se comienza a ver todo como un gran aprendizaje, no como maldición. Ella finalmente dejó de huir, dejó atrás su vieja vida, su historia de amor y hasta una gran amistad. Cuando tu mayor fuente de ansiedad es también tu mayor fuente de calma es mejor dar un paso atrás para poder encontrar la calma dentro.

 

Laura Barrera Iglio

 

Ilustración por: Oriana Velez

La próxima página estará en blanco

La historia se va terminando, se acaba el amor y las letras, la próxima página estará en blanco y me da miedo pensarlo porque es demasiado difícil colocar ese punto final. Todo en la vida es costumbre, y yo me acostumbre a extrañarte todo el tiempo, me acostumbre a tu cariño de a ratos, ya no se dormir sin antes llorar. Esa página en blanco será el comienzo de una nueva vida y no tengo idea de cómo voy a vivirla.

Esta última página la quiero escribir con todos los sentimientos, ¿sabes cómo se siente el miedo? A mí a veces no me deja avanzar como hoy, a veces me empuja sin pensar en el error, apenas estoy en la 9na línea y no sé como continuar pero es el miedo que no me deja, cada letra que escribo es un “adiós para siempre”, no se vivir sin esperar tus llamadas que duraban horas, las caminatas de tu mano y algunos besos que retumban en mi cabeza. Tanto querías que me sintiera segura y lo intenté pero no sucedió, la inseguridad de tu amor me la tomé demasiado enserio y ahora estoy perdida porque decidí que ya tu no estarás, será como aprender de nuevo a caminar.

-En la próxima página no estarás-

¿Sabrás como te quise? Creo que no puedes imaginártelo porque nunca has querido así con el alma y con toda la voluntad, tantas veces te ganó el orgullo, tu peor error fue alejarte por miedo a que yo no fuera tan mala(o) y te enamorarás, ya sé que no debo hablar de miedo si precisamente escribo esto por miedo, la diferencia querido(a) es que a mí el miedo me mueve a cometer los peores errores, como hablarte por primera vez, ya lo presentía que tantos años más tarde seguiría imaginando tu risa.

Tanto te quise que perdone lo que a más nadie le perdonaría, el problema del perdón es que deja cicatriz. Esa tarde que te dije adiós la recuerdo perfectamente, tú no me creíste y no te culpo yo tampoco me creía pero me arme de fuerza, preferí congelar el amor. Hace poco lo saqué y con cada gota derretida que caía recordé mis lágrimas, volviste de la nada justo ahora: Me cuentas de un amor muy parecido al que sentí, me toma por sorpresa, ¿qué hacemos con las palabras? Yo ya estoy terminando este libro y tú apenas quieres comenzarlo, me parece un poco egoísta que quieras volver a hundirme en ti, luego de casi no poder salir.

Conmigo o con nadie ¿cómo puedo creerte eso? No estamos en una película romántica, no soy yo la protagonista de esta historia. Corrí días y noches, hasta llegar a un lugar llenito de seguridad, no puedo dejarlo por ti, lo hubiera hecho hace mucho tiempo pero el sentimiento de impotencia mutó porque te tardaste tanto que te olvidé, ahora ya no puedo sentirte. Muchas veces te aconseje que buscaras una niña(o) bien portada(o) con carita de muñeca(o), muchas veces lo hiciste, vaya que lo intentaste pero no te funcionó siempre supe que no sería suficiente, pero tarde, muy tarde los supiste tú, ahora ya no hay lugar para lo nuestro.

Ya se me hace tarde, comienza a despedirte de mi olor y mi cabello, de mis ojos tristes y mi gran sonrisa, de las cosquillas que te hacía y de mis piernas pero sobretodo despídete de la idea que tienes de mí. Es tu turno de intentar olvidar, anda y pasa los mismos años que yo recordándome en la noches, anda y piensa en mí cuando comas o cuando escribas. Intenta recontar una y otra vez lo errores, busca las soluciones y cuando tengas todas las respuestas sabrás que ya no estoy. Te tocará tal vez como a mí ser feliz con alguien menos intenso, más cariñoso, menos insoportable, más bondadoso, menos yo. Añorarás cosas que jamás tendrás pero sonríe al menos te dejo una buena historia que contar.

Ahora que llegó el final te digo que sigo confiando, si está escrito, será.

 

Laura Barrera Iglio