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superación

26 febrero, 2021

Las personas que suman o restan en la lucha

¿Cuánto poder le das a las personas de tu entorno? ¿Alguna suma? ¿Dejas que te resten?

Nuestro entorno es importante porque, aunque luchamos solos para lograr lo que nos proponemos, las personas de nuestro entorno pueden facilitar o entorpecer nuestro camino, de forma consciente o inconsciente. En mi ebook El cambio y su resistencia, hablo sobre la resistencia a nuestro cambio que puede surgir en otros cuando decidimos hacer ajustes en nuestro comportamiento o norte, básicamente porque nuestros actos, una manera u otra, siempre repercuten en la dinámica de nuestras relaciones o por ende nuestro cambio “mueve” a la otra persona.

Somos un círculo con nuestro entorno, un engranaje que va girando de manera armoniosa y rutinaria, pero si una pequeña pieza de este engranaje se estanca o intenta cambiar de dirección, los giros de detienen. Una pequeñísima pieza puede cambiar el sentido habitual, y eso, al resto del engranaje le va a causar incomodidad. Así nace la resistencia.

Si nuestra ruta está bien marcada, si tenemos claro lo que queremos, por qué lo queremos y para qué, será difícil que la resistencia de otros nos gane la batalla porque entendemos que no estamos luchando contra ellos, sino contra nuestra vieja forma de hacer las cosas. Y ellos, aunque crean que luchan contra nosotros, realmente luchan contra una nueva forma de hacer las cosas, pero es más sencillo culpar a otros, señalar, quedarnos en la forma conocida (generalmente cómoda) de ser, hacer y sentir.

Las personas que suman son las personas que nos escuchan, nos acompañan, nos apoyan y hasta nos ayudan a lograr lo que nos proponemos sin juzgarnos, también, las personas que suman son las personas que simplemente se mantienen al margen, respetando nuestros cambios.

Las personas que restan creo que no es necesario describirlas porque básicamente si intervienen con juicios, críticas, desvaloración, negatividad… si son personas que quieren convencernos de que estamos equivocados o de que su forma de pensar es lo mejor para nosotros, sin duda restan. Es nuestro proceso y necesitamos protegernos de este tipo de personas.

Nos podemos encontrar con personas que aporten de forma ambivalente, es decir, en algunos momentos suma y en otros momentos resta, y por supuesto nos confunde; aquí vale la pena detenerse a analizar ¿Me suma más de lo que me resta o viceversa? Porque podemos tomar lo “bueno” y desechar lo “malo”, pero si nos quita energía tal vez sea mejor marcar límites.

 

Cuando delineamos los límites y se los hacemos saber a las personas, se pueden herir sensibilidades, es importante entender que no somos responsables de las reacciones de los demás. Solo somos responsables de protegernos y de construir nuestro propio camino. Luchamos solos, nos cuidamos solos, nos sostenemos solos. Si alguien no acepta nuestro cambio o nuestra lucha, o se incomoda con los límites que le colocamos, es algo que esa persona tiene que lidiar y trabajar, no nosotros. Es justamente en este punto, cuando el otro se queja, que solemos cuestionarnos e incluso tirar la toalla, y de nuevo repito: esta es tu lucha, tu proceso y su camino.

Si se tiene que romper todo, o cambiar todo, que así sea con tal de que seas fiel a ti.

 

 

Laura Barrera Iglio

1 julio, 2019

Lo sabía

Todo se derrumbaba, y yo lo sabía… en el fondo. Sabía que iba a derrumbarse porque algo no se sentía bien, sabía que la paz estaba lejos de mí, sabía que quería cambios. Pero no sabía que esta vez, el problema no era yo, sino él.

 

Buscaba dentro de mí la manera de crecer, cambiar, mejorar para estar a la altura, para que esta relación no fuera un fracaso. Y sin duda crecí, cambié y mejoré pero no fue suficiente mi esfuerzo. Fracasó. Tarde me di cuenta que había hecho todo por las razones equivocadas. Lo hice todo por él.

Lo que más arde por dentro es saber que él sí hizo todo por las razones correctas, pensando en su conveniencia, poniéndose como prioridad. Me utilizó. Yo me dejé utilizar. Es un monstruo pero es fiel a sí mismo.

 

Tal vez, haya venido a mi vida a enseñarme, de la manera más dura, que si yo no me pongo como prioridad, nadie más va a hacerlo. Yo quise ser su musa, su risa y su centro pero él ya tenía todo eso porque se tenía así mismo.

¨No había necesidad de que me hiciera tanto daño¨, es la frase que hace bucle en mi cabeza pero probablemente sí era necesario. No me valieron las advertencias ni las señales… probablemente tenía que ser así de duro y oscuro.

Porque darme cuenta de lo que hizo, fue como armar un rompecabezas de años en segundos.

Viví a través de sus ojos, sin darme cuenta que desde los míos la vida se ve mucho mejor. Estoy temblando de miedo pero ya no quiero esconderme. Ni cerrar los ojos.

 

Lo sabía, y siempre lo he sabido, que todo termina, pasa o cambia. Menos yo. Eso apenas lo estoy descubriendo pero ahora que lo sé quiero quererme porque soy lo único permanente.

13 enero, 2016

La próxima página estará en blanco

La historia se va terminando, se acaba el amor y las letras, la próxima página estará en blanco y me da miedo pensarlo porque es demasiado difícil colocar ese punto final. Todo en la vida es costumbre, y yo me acostumbre a extrañarte todo el tiempo, me acostumbre a tu cariño de a ratos, ya no se dormir sin antes llorar. Esa página en blanco será el comienzo de una nueva vida y no tengo idea de cómo voy a vivirla.

Esta última página la quiero escribir con todos los sentimientos, ¿sabes cómo se siente el miedo? A mí a veces no me deja avanzar como hoy, a veces me empuja sin pensar en el error, apenas estoy en la 9na línea y no sé como continuar pero es el miedo que no me deja, cada letra que escribo es un “adiós para siempre”, no se vivir sin esperar tus llamadas que duraban horas, las caminatas de tu mano y algunos besos que retumban en mi cabeza. Tanto querías que me sintiera segura y lo intenté pero no sucedió, la inseguridad de tu amor me la tomé demasiado enserio y ahora estoy perdida porque decidí que ya tu no estarás, será como aprender de nuevo a caminar.

-En la próxima página no estarás-

¿Sabrás como te quise? Creo que no puedes imaginártelo porque nunca has querido así con el alma y con toda la voluntad, tantas veces te ganó el orgullo, tu peor error fue alejarte por miedo a que yo no fuera tan mala(o) y te enamorarás, ya sé que no debo hablar de miedo si precisamente escribo esto por miedo, la diferencia querido(a) es que a mí el miedo me mueve a cometer los peores errores, como hablarte por primera vez, ya lo presentía que tantos años más tarde seguiría imaginando tu risa.

Tanto te quise que perdone lo que a más nadie le perdonaría, el problema del perdón es que deja cicatriz. Esa tarde que te dije adiós la recuerdo perfectamente, tú no me creíste y no te culpo yo tampoco me creía pero me arme de fuerza, preferí congelar el amor. Hace poco lo saqué y con cada gota derretida que caía recordé mis lágrimas, volviste de la nada justo ahora: Me cuentas de un amor muy parecido al que sentí, me toma por sorpresa, ¿qué hacemos con las palabras? Yo ya estoy terminando este libro y tú apenas quieres comenzarlo, me parece un poco egoísta que quieras volver a hundirme en ti, luego de casi no poder salir.

Conmigo o con nadie ¿cómo puedo creerte eso? No estamos en una película romántica, no soy yo la protagonista de esta historia. Corrí días y noches, hasta llegar a un lugar llenito de seguridad, no puedo dejarlo por ti, lo hubiera hecho hace mucho tiempo pero el sentimiento de impotencia mutó porque te tardaste tanto que te olvidé, ahora ya no puedo sentirte. Muchas veces te aconseje que buscaras una niña(o) bien portada(o) con carita de muñeca(o), muchas veces lo hiciste, vaya que lo intentaste pero no te funcionó siempre supe que no sería suficiente, pero tarde, muy tarde los supiste tú, ahora ya no hay lugar para lo nuestro.

Ya se me hace tarde, comienza a despedirte de mi olor y mi cabello, de mis ojos tristes y mi gran sonrisa, de las cosquillas que te hacía y de mis piernas pero sobretodo despídete de la idea que tienes de mí. Es tu turno de intentar olvidar, anda y pasa los mismos años que yo recordándome en la noches, anda y piensa en mí cuando comas o cuando escribas. Intenta recontar una y otra vez lo errores, busca las soluciones y cuando tengas todas las respuestas sabrás que ya no estoy. Te tocará tal vez como a mí ser feliz con alguien menos intenso, más cariñoso, menos insoportable, más bondadoso, menos yo. Añorarás cosas que jamás tendrás pero sonríe al menos te dejo una buena historia que contar.

Ahora que llegó el final te digo que sigo confiando, si está escrito, será.

 

Laura Barrera Iglio